1,8 millones de euros o lo que es lo mismo 7,6 veces el PIB de Catalunya. Este es el importe total del presupuesto plurianual de la Unión Europea y el instrumento temporal para impulsar la recuperación económica de la Unión Europea. Esta movilización de recursos supone un antes y un después en el transcurso histórico de la UE, no sólo por la situación extraordinaria provocada por la Covid-19, sino que también por la respuesta conjunta que se ha dado, y que por primera vez en la historia se ha autorizado a la Comisión Europea a endeudarse en los mercados internacionales para dotarse de los recursos suficientes para la reactivación de la economía europea.
Para no perdernos en este mar de cifras hay que entender la diferencia entre el Marco Financiero Plurianual (MFP) y el mecanismo Next Generation EU. Por un lado, el MFP 2021-2027 está dotado de 1,07 billones de euros, este marco financiero es el presupuesto a largo plazo de la UE que se elabora cada 7 años y que transforma en temas financieros las prioridades de la UE. Adicionalmente, se ha definido la creación del mecanismo Next Generation EU dotado con 750.000 millones de euros que debe contribuir a la reactivación y transformación de la economía europea; y debe conseguir que la Europa que salga de la pandemia provocada por la Covid-19 sea más ecológica, digital, resiliente y mejor adaptada a los retos actuales y futuros.
NEXT GENERATION EU
Con el fin de financiar el mecanismo Next Generation EU, la Comisión Europea acudirá a los mercados para endeudarse. La gran mayoría de los recursos (672,5 MM €) irán destinados al Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR), el resto se repartirá entre programas como React-EU, Rural Development, Just Transition Fund, Invest EU, entre otros.
Estos fondos, que se articularán entre préstamos y subvenciones en partes similares, serán gestionados por los diferentes Estados miembros, que han tenido que presentar sus propios planes de recuperación transformación y resiliencia antes del 30 de abril 2021. Una vez validados y aprobados por la Comisión Europea en un plazo máximo de dos meses, y por el Consejo Europeo posteriormente, los Estados miembros solicitantes empezarán a recibir las primeras transferencias.
Los diferentes planes nacionales servirán para guiar la ejecución de los fondos. Cada Estado miembro dispone de una pre-asignación de recursos que varía en función del impacto de la pandemia en la economía del país y de su peso, tanto poblacional como económico. En el caso de España, se han preasignado alrededor de los 140.000 millones de euros que se deberán gestionar en los próximos 6 años (desde 2021 hasta 2026).
¿Y QUÉ HAREMOS CON TODOS ESTOS FONDOS?
La gestión de estos fondos estará en manos de los Estados miembros, pero bajo la vigilancia y control de las instituciones europeas. Teniendo en cuenta que los Estados gastan y la CE paga y se endeuda, parece razonable que establezca medidas de control para asegurar que los fondos se destinen con el fin de hacer la economía europea más verde y digital.
En este sentido, la CE ha marcado las líneas sobre cómo deben ser los planes nacionales de reactivación: Deben estar alineados con las prioridades de la UE de creación de empleo, crecimiento económico y mejora de la resiliencia, deben trabajar sobre los retos específicos de cada país subrayados en las recomendaciones semestrales que hace la UE, deben encarar la transición ecológica y contribuir con un mínimo del 37% de los fondos y apostar por la transformación digital con una asignación mínima del 20%.
LA COMISIÓN SE ENDEUDA Y PAGA
La crisis financiera de 2008 y la posterior crisis de la deuda soberana en los países periféricos de la UE sentó las bases de la idea de los Eurobonos, una herramienta que permitía socializar la deuda pública de los diferentes Estados miembros. Pero la negativa de países como Alemania, Países Bajos o Austria frenó esta iniciativa. Aunque no podemos hablar de Eurobonos, el anuncio de la capacidad de la CE para endeudarse para sacar adelante el mecanismo de recuperación dibuja un gran paso hacia adelante. Sin duda, la Comisión estará muy pendiente de cómo se gestionan los recursos, unos recursos prestados en nombre de todos y, por tanto, que tendremos que volver entre todos, ya no sólo nosotros, también las próximas generaciones. El tiempo dirá si estamos en la antesala de los Eurobonos, pero de momento sólo tenemos una cosa clara: a situaciones excepcionales, respuestas excepcionales.